Archivo mensual: marzo 2012

George Perec – La vida empieza cuando lo dejas

Leí 35 páginas de La vida: instrucciones de uso y no voy a seguir. Es más, no voy a volver a leerlo nunca más («Nunca digas nunca jamás», dicen). Pues sí, nunca jamás.

Ni siquiera para suicidarme.

Por suerte no me lo había comprado, aunque una vez estuve a punto.

Y a esta entrada no le pongo citas porque no me ha interesado ninguna. Tampoco etiquetas, que no me importa que nadie llegue a ella.

Milan Kundera – Hacer ligero lo pesado

La cirugía lleva el imperativo básico de la profesión médica hasta niveles extremos, en los que lo humano entra en contacto con lo divino. Si le pega usted con fuerza un porrazo a alguien, el sujeto en cuestión cae y deja definitivamente de respirar. Pero de todas formas alguna vez iba a dejar de respirar. Un asesinato así solo se adelanta un poco a lo que Dios se hubiese encargado de hacer algo más tarde. Se puede suponer que Dios contaba con el asesinato, pero no contaba con la cirugía. No sospechaba que alguien iba a atreverse a meter la mano dentro del mecanismo que él había inventado, meticulosamente cubierto de piel, sellado y cerrado a los ojos del hombre. Cuando Tomás posó por primera vez el bisturí sobre la piel de un hombre previamente anestiesiado y luego atravesó esa piel con un gesto decidido y la cortó con un tajo recto y preciso (como si fuese un trozo de materia inerte, un abrigo, una falda, una cortina), tuvo una breve pero intensa sensación de sacrilegio.

La insoportable levedad del ser
Milan Kundera