Archivo mensual: noviembre 2008

Menéndez Salmón – Mi primer asesinato

«Disparó y la cabeza rebotó y vio cómo los ojos se nutrían por última vez de un sorbo de luz y cómo luego se iban tiñendo de sombras -sombras en las que pudo ver su propio reflejo con el brazo aún extendido- y cómo finalmente se apagaban igual que una estrella lejana que parpadea con inusitada fuerza antes de extinguirse para siempre concentrando en ese último brillo todo lo que un día fue: su esplendor, su mérito, su excelencia; la asombrosa y asombrada evidencia de haber sentido, de haber gozado, de haber reído: de haber sido.

Luego se acercó al hombre y lo rodeó y olió su sangre fresca y se llevó a la boca un rastro de huesos y de cuero cabelludo y allí erguido, en pie como un tótem oscuro, en la habitación apenas iluminada por la luz de gasa de las viejas farolas de época, cualquiera que lo hubiera visto mientras saboreaba aquel puñado de materia confusa habría sentido la tentación de escapar muy lejos y muy deprisa.»

Derrumbe
Ricardo Menéndez Salmón

Abro fuego en este blog con uno de los fragmentos de novela que más me ha sorprendido en los últimos meses. Derrumbe es el último e impactante libro de Ricardo Menéndez Salmón, publicado en septiembre de este 2008.

De lenguaje cuidado y espectacular en todos sus párrafos, una primera lectura permite darse cuenta de que todas las palabras han sido escogidas meticulosamente, que ninguna de ellas está impresa por azar. Casi como si de un relato largo se tratara.

Uno abre los libros con avidez: espera confirmar una recomendación, o descubrir las inquieturdes del autor, o dejarse llevar en el mundo pactado. Y entonces, con esa inocencia con que se acerca, casi sonriente, a las páginas; con esa inocencia se lleva la bofetada que regala el autor en su primera página. En ese momento es cuando Derrumbe se convierte en el libro intenso, valiente y evocador que siempre se quiere leer.

Dicen que la lectura supone experiencia. Entonces, Derrumbe es como coger un avión con todas sus turbulencias. Que cada uno haga con su cinturón de seguridad lo que le plazca.