Philippe Claudel – La espera

 Amor mío:
Tus cartas se vuelven finas como papel de fumar, de tanto desplegarlas y plegarlas, leerlas y releerlas, llorar sobre ellas… Sufro, ¿sabes? El tiempo me parece un monstruo nacido para alejar a los que se aman y hacerles sufrir lo infinito. ¡Qué suerte tienen esas mujeres con las que me cruzo a diario, que no pasan más que unas horas separadas de sus maridos, y los niños de la escuela, que tienen a sus padres siempre cerca!

Almas Grises
Philippe Claudel

No se me ocurre manera más dulce de expresar la espera que el inicio de esta carta. «Sufro, ¿sabes?», escribe la profesora, espontánea, y yo me enamoro de ella. Muchas historias se desarrollan en el pueblecito francés que sirve de escenario a esta contundente novela. Un policía que va a ser padre, un fiscal atormentado, un alcalde, un juez enamoradizo y despótico… Infinidad de Almas grises que asoman su lado más oscuro mientras tratan de mantenerse al margen de la guerra que se desarrolla al otro lado de la colina.

La Primera Guerra Mundial, en ese otro lado, se lleva las vidas y las ilusiones de desconocidos a los que se espera. En ocasiones, cartas como la que se relata no llegan a su destino, y su intensidad se pierde en segundos. Como se apagan los fuegos artificiales de una feria de verano, allí en el negro de la noche. Para evitar el olvido, se agradece que alguien como Philippe Claudel escriba una novela tan delicada, desgarradora y humana como esta. Para que el recuerdo de estas chispeantes historias no se extinga en un instante, para que una carta como esta haga perdurar en el tiempo la memoria de todas ellas.

5 Respuestas a “Philippe Claudel – La espera

  1. Acabo de leer mi primer libro de Claudel y me ha dejado impresionada. Este será el siguiente; le tengo unas ganas!

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  2. Tu reseña me ha dejado con ganas de leer el libro, pero… ¿sabes? A la vez, temo su lectura porque creo que me hará sufrir, y no me apetece. A estas alturas no me apetece sufrir por culpa de los libros como no me apetece sufrir por culpa de los hombres. ¿Por qué, sin embargo, cuesta tanto mantenerse firme en esa decisión? No sé… quizá lo lea pero más adelante, cuando tenga el tiempo que ahora mismo no tengo y cuando me vea con un ánimo más optimista (el buen tiempo que vendrá en la primavera me ayudará, espero). Desde la distancia, siempre espero con ganas tus nuevos posts y te leo aprendiendo de cada una de tus palabras. Zeberio, sigue así, este blog ya es imprescindible.

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    • Gracias, V, por los elogios. La verdad es que, pese a lo que cuentas, tengo el blog un poco parado últimamente, y todos los intentos que hago de mantenerlo actualizado se frenan a las pocas semanas. Espero que esta vez alargue un poco más el impulso.
      Sobre el libro, tienes razón. Puede hacer sufrir. Trata de historias duras ambientadas en tiempos donde la alegría no tiene cabida. Pero yo siempre pienso en el poder catártico de la narrativa. En mi caso, las historias de sufrimiento, esas situaciones límite que jamás he vivido… me ayudan a relativizar mis pequeños problemas personales. Ya sabes que todo es relativo, y nos afecta según cuál sea la referencia con la que lo comparemos.
      Cuando termino un libro de estos suelo rebotar como una pelota de goma. Me siento afortunado por la vida que tengo y, por tanto, estúpido por haber sufrido tanto.
      No sé cuál será el motivo de tu pesimismo, pero quizás una lectura de estas te produzca un efecto parecido.
      De todas maneras, muchas gracias por el comentario (de nuevo), y mucho ánimo.

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      • Cierto el efecto ese de rebote como una pelota de goma, lo he notado a menudo :-). Pero… es que ya me da pereza ese sufrimiento previo para luego sentirme mejor. Además, siempre me da como un regodeo en ese sufrimiento que no me parece sano. No sé, supongo que cuanto mayor me hago, más vaga me vuelvo. También cuanto mayor me hago, más pesimista soy. O, mejor dicho, realista. O… ya no sé lo que soy. Mejor me pongo a estudiar, que es lo que debería estar haciendo ahora mismo en vez de dedicarme a leer y comentar blogs, ejem. Gracias por los ánimos. Un saludo, Zeberio. No te agobies con el blog, ve haciendo a tu ritmo, la cuestión es no dejar morir algo que vale la pena.

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  3. Este libro es magnífico. No te deja tristeza, no te hace sufrir, te pega cachetadas de realidad que te dan el corazón en un vuelco. Excelente Claudel, del cual me enamoré perdidamente de su narrativa, y gusto de su cine también. También recomiendo «El informe Brodeck» que no tiene desperdicio y es de una ternura infinita. Buen post.

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